Cuando hablamos del certificado C2C os explicábamos porqué es tan importante para ABN conseguir este tipo de sellos. Y es que, como empresa, velamos por impactar de manera positiva tanto al entorno en el que operamos como en el medioambiente.
Por eso seguimos involucrándonos en este tipo de iniciativas. Y, esta vez, lo hemos hecho con el indicador ambiental que refleja la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por el efecto directo o indirecto de la organización. Se mide en masa de CO2 equivalente (CO2e o CO2eq), porque el CO2 es el gas más abundante entre los GEI y se utiliza como referencia en la medición del resto de los elementos.
El cálculo de la huella se efectúa de manera sencilla: basta con escoger el año de cálculo, establecer los límites de la organización y los operativos, decidiendo qué áreas se incluirán en la recolección de información y en los cálculos, e identificar las fuentes emisoras asociadas a las operaciones dentro de las áreas escogidas. Luego, se necesita recopilar los datos de consumo de estas operaciones y el resultado se mide en tres tipos de alcance:
Alcance 1: emisiones directas.
Alcance 2: emisiones indirectas debido al consumo de electricidad.
Alcance 3: otras emisiones indirectas.
Así, desde ABN, hemos recolectado la información de las áreas de producción de sistemas de tuberías fabricados en materiales termoplásticos, producción de compound fabricado con materiales termoplásticos, así como del almacén de los productos fabricados, calculando los alcances 1 y 2.
El registro de la huella de carbono es de carácter voluntario y recoge los esfuerzos de las empresas, administraciones y otras organizaciones españolas en el cálculo, reducción y compensación de las emisiones de gases de efecto invernadero que genera su actividad. También recoge una cartera de proyectos forestales con los que dichas organizaciones pueden compensar su huella.
Al conseguir este sello, ABN contribuye al ODS 13 “Acción por el clima”, con el objetivo responsable de reducir los niveles de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera. La necesidad, a pesar de que estos gases se han visto reducidos alrededor de un 6% en 2020 debido a las restricciones de movimiento, es más que obvia, puesto que en 2019 se batió el récord de la emisión de CO2.
En definitiva, esta iniciativa trata de fomentar el cálculo y reducir la huella de carbono por parte de las organizaciones españolas, así como de promover los proyectos que mejoren la capacidad de sumidero de España, constituyéndose, por tanto, como una medida de lucha contra el cambio climático de carácter horizontal.