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Domótica, el futuro del ahorro y la eficiencia energética

Domótica, el futuro del ahorro y la eficiencia energética

Las edificaciones son probablemente uno de los mayores símbolos de la humanidad; el progreso y mejora de las instalaciones son claves para paliar el cambio climático. Según datos de la Unión Europea el sector constructivo supone casi un 40 % del consumo de energía primaria del continente. La transición energética hacia una utilización ecológica de la electricidad tiene varios caminos por los que circular. Uno de ellos es la aplicación de las nuevas tecnologías para una mejor gestión de la energía y así implementar un consumo de agua y electricidad mucho más eficaz. Esta es premisa en la que se fundamenta el ahorro y la eficiencia de suministros a través de la domótica. Las acciones que se llevan a cabo derivan de tres ejes: la automatización, los ajustes inteligentes y la adaptación personalizada a las necesidades de cada persona o situación. 
La domótica permite un control casi total de la situación energética de cualquier hogar. La consciencia sobre el consumo que se realiza en cada zona de la casa, en cada franja horaria o según las personas que habiten la residencia es clave. Comprender la forma en la que se consume energía, en una dimensión mucho mayor de la que antes se tenía, permite tomar decisiones basadas en la lógica y la estadística. De modo que se puede discernir de un modo racional cuándo y para qué es adecuado utilizar las diferentes fuentes que existen en una edificación. La gestión optimizada de toda la nueva información que se genera mediante la domótica es la base del paradigma del ahorro gracias a la tecnología. 

Apoyo Institucional 

A la hora de plantearse la instalación de domótica deben observarse varios puntos de vista, el nivel legal, las ayudas que contemplan las instituciones públicas o las necesidades que se tienen. La Directiva 2012/27/UE del Parlamento Europeo y del Consejo establecen ciertas condiciones que los estados miembros deben facilitar a sus ciudadanos y empresas en concepto de eficiencia energética. 

El principal objetivo de todos los planes de potenciación de la domótica se encamina hacia las ‘passivhaus’ o casas pasivas, como paradigma de construcción idóneo para convertir el hogar en un lugar habitable pero no contaminante. Después de conseguir el gasto cero y llegar a la neutralidad energética, el siguiente paso es la construcción de casas de consumo negativo. Esto quiere decir que la cantidad de suministros generados a través de su tecnología solar, eólica… sea mayor que la que se utiliza. En este mismo sentido, las edificaciones podrán ser prosumidoras, es decir, la energía que recaudan es utilizada en ese instante, ahorrando en tecnología almacenadora. Todas estas metas se realizan mediante una mejora en la utilización de los recursos hídricos y eléctricos de los que se dispone. 

Electricidad: climatización, iluminación y electrodomésticos 

La climatización es uno de los campos donde la domótica está resultando muy útil para fomentar el ahorro de energía. Gracias a los sensores de temperatura y los actuadores instalados en las válvulas de la climatización, permiten que el sistema detecte si la temperatura de suministro es demasiado alta o baja. Esta temperatura se puede corregir automáticamente en función de la temperatura exterior media. El control climático depende directamente de dos automatismos de la domótica, la regulación de la calefacción y el control inteligente. El primero adapta la temperatura de la vivienda en función de la variación de la temperatura exterior, teniendo en cuenta la hora del día, la zona de la casa donde se pasa más tiempo según el horario personal o aquellas en las que por ubicación tiendan a enfriarse más.  

El control lumínico es muy similar al de la climatización, ya que son complementarios, cuanta más radiación solar haya, más calor y luminosidad se produce, por lo que todos los sistemas reducirán su presencia. Por ejemplo, detectan la presencia de personas en zonas de paso, como los pasillos de la vivienda o de las zonas comunes de un edificio, y las iluminan sólo cuando es necesario. En el mismo caso que la ventana abierta, si se deja una luz encendida, a través de la domótica puede apagarse y dejar de perder energía inútilmente. 

Los electrodomésticos consumen gran parte de los suministros energéticos de los hogares, por lo que la domótica también se ha adaptado a su tecnología. Existen varias medidas potenciales que se pueden aplicar para el ahorro y eficiencia de las neveras, hornos, lavadoras… La acción más lógica y sencilla de la domótica aplicada a esta parte del hogar se limita a la programación de los horarios donde ponerse en marcha, funcionando en los de coste reducido. En la secuenciación está la clave de la segunda medida, apagar los sistemas secundarios, y por tanto no prioritarios, cuando no son necesarios. El aire acondicionado es el ejemplo más vívido, con su autogestión implementará las frigorías necesarias en cada momento, desconectándose si no es preciso. Por último, la domótica puede gestionar por sí misma el modo stand by en los electrodomésticos, apagándolos en las horas de nula actividad de forma automática y poniéndolos en funcionamiento justo antes de que se quiera utilizar. Así no se pierde funcionalidad y se ahorra el consumo cuando no están operativos. 

Gestión del agua 

La robotización de la gestión del hogar no se limita a la electricidad, para que la eficiencia sea completa se debe controlar también el agua. Hay que tener en cuenta que el consumo de agua por habitante al día se estima en 171 l. El simple goteo de un grifo del lavabo supone una pérdida de 100 l/mes de agua. 

Uno de los mayores gastos que se suelen producir por agua es el de una fuga. En muchas ocasiones el propietario no se da cuenta de la pérdida hasta bastante tiempo después, lo que provoca una voluminosa cuantía de agua desperdiciada. Mediante un sistema de control centralizado esta situación no tendría lugar, ya que en el momento de que se detectara un uso anómalo y continuado en el circuito, se daría inmediatamente la orden de cierre del flujo de agua. 

En el caso de que la edificación tenga una parcela adyacente, el riego puede ser fuente de gasto excesivo. Para ello la domótica cuenta con un control inteligente que no solo modula cada cuánto tiempo debe ser vertida el agua. Sino que podría llegar a medir la humedad del suelo y compaginarlo con las previsiones meteorológicas para un aprovechamiento exacto y eficiente del riego. De esta manera se evitaría ahogar las plantaciones o desaprovechar el agua de la naturaleza. 

Aguas grises y su reutilización 

Otro punto clave para una buena gestión del agua radica en tener una red de saneamiento y evacuación moderna y eficaz. Esto permitirá una correcta medición de su calidad para, en caso de poder ser reutilizadas, usar las aguas grises de nuevo.  Estas son un recurso que, una vez recicladas, puede sustituir al agua de consumo humano en algunos usos comunes como: recarga de cisternas de WC, riego de jardines, limpieza y baldeo de pavimentos etc. en construcciones como: viviendas, hoteles, polideportivos, edificios Industriales…  

A diferencia de las aguas residuales domésticas, éstas presentan una baja carga orgánica y una contaminación microbiológica sustancialmente menor. Por este motivo, las aguas grises son apropiadas para el reciclaje. Las corrientes recicladas pueden ser utilizadas no solo sin que contaminen en sus vertidos, sino que pueden llegar a ser beneficiosas por su carga mineral y nutritiva. Para el tratamiento de las aguas grises existen diferentes tratamientos como los fisicoquímicos, los biológicos o la fusión de ambos de forma combinada. El proceso debe garantizar su calidad a través de distintos sistemas de filtros y desinfección. 

Dependiendo del tamaño de la edificación serán más pertinentes unas dimensiones u otras en las redes de saneamiento. El tamaño que se implante es proporcional a la cantidad de corrientes que se podrán reutilizar en el futuro. Las redes de evacuación que se requieren para el aprovechamiento se compondrán por sistemas diferenciados para aguas grises y residuales. Las primeras se destilarán para su reutilización mientras que las segundas se derivarán al alcantarillado. Para facilitar la diferenciación, entidades como la Asociación Española de Empresas del Sector del Agua  propone colorar las aguas recicladas con tinte azul durante la instalación del sistema para comprobar este aspecto. Todos los equipos de reciclaje, así como las tuberías de aguas grises y aguas recicladas, deberán señalizarse para facilitar inequívocamente su identificación 

El auge de la inteligencia artificial y el análisis de datos aplicados al sector energético ya es una realidad y, como hemos visto, brinda la posibilidad a los usuarios de ahorrar energía y de ser más cuidadosos con el medio ambiente. La domótica ya no es una cuestión de películas de ciencia ficción, está al alcance todos. Tal y como establece el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, solo se requiere una pequeña inversión con la que se adaptarían las sedes y construcciones industriales al nuevo siglo. Con este nuevo impulso las empresas se adaptarían mejor a las necesidades de los consumidores con una perspectiva sostenible. Es un pequeño paso hacia el ecologismo a través de la buena utilización de las nuevas tecnologías que poco a poco irá instaurándose en todas las edificaciones.