Concienciar a las personas de la importancia de que el agua llegue al consumidor en condiciones óptimas: ese es el objetivo por el que cada 18 de septiembre se celebra el Día Mundial del Control de Calidad de las Aguas. Con esta iniciativa, de carácter participativo y que nació en Estados Unidos, se anima a los ciudadanos de todo el mundo a recoger muestras de ríos, embalses y pantanos para medir, mediante los consiguientes muestreos, su calidad.
En cada país, diferentes asociaciones y organizaciones de carácter medioambiental y gubernamental, entre otras, organizan actividades en este sentido. En el caso de España, la Asociación para la Defensa de la Calidad de las Aguas (ADECAGUA) organiza iniciativas en las que personas voluntarias adquieren un kit para obtener muestras. De este modo, pueden valorar la calidad del agua destinada al consumo humano en función de los parámetros físicos, químicos y bacteriológicos.
Instalaciones para el suministro de agua: higiene y salubridad
Las normativas para mantener las propiedades del agua y sus condiciones sociosanitarias son cada vez mayores en todos los ámbitos, y las tuberías son una pieza fundamental para garantizarlas.
En este sentido, la “Drinking Water Directive (DWD)”, Directiva Europea 98/83/CE tiene por objetivo proteger la salud de los consumidores, en relación con el agua en la Unión Europea, fijando sus estándares microbiológicos, químicos y organolépticos, así como cuenta con la obligación general de que dicha agua debe ser salubre y limpia.
Esta directiva se incorporó al derecho interno nacional en España en el año 2004, a través del Real Decreto 140/2003, por el que se establecen los criterios sanitarios de la calidad del agua de consumo humano. Así es que el Código Técnico de la Edificación Documento Básico Salubridad DBHS4 recoge que las instalaciones de suministro de agua de consumo humano deben asegurar que no afectan a la calidad del agua que discurre por ellas.
De este modo, las tuberías se convierten en un imprescindible para contribuir al control de las aguas desde su salida de los ríos, lagos y embalses hasta la llegada a los hogares e industrias.
Por ello, la calidad de los materiales empleados para la producción de tuberías es determinante, convirtiéndose el plástico en la mejor alternativa por sus propiedades y capacidad de desarrollo a través de I+D+i, para garantizar que la cualidad del agua se mantenga inalterada.
Hoy en día existen en el mercado sistemas de tuberías con propiedades diferenciadoras. Ejemplo de ello son los tubos que salvaguardan la calidad del agua con una tecnología multicapa con capacidad anticorrosión que cuentan con tratamientos antimicrobianos. Asimismo, están libres de halógenos, una característica de seguridad fundamental en caso de reacción al fuego.
Es el caso de las tuberías producidas con polipropileno, que garantizan la calidad del agua que transportan. Estos tubos cuentan en su capa interna con un material que posee una defensa mejorada contra los desinfectantes. Además, tienen una gran resistencia contra la formación de grietas, y son resistentes a la corrosión, sin necesitar un mantenimiento continuado. Al no producir estancamiento del agua por sedimentos en su interior, no se producen microorganismos que puedan comprometer la potabilidad ni salubridad del agua
Por otro lado, cabe destacar que tan importante es que garanticemos las propiedades del agua hasta su uso, como que la canalicemos correctamente para su deposición posterior. En estos casos, las tuberías de plástico también se posicionan como la mejor opción para los sistemas de redes de evacuación y saneamiento.
La sostenibilidad en el control de aguas con tuberías plásticas
La apuesta por la innovación de los productos y sistemas debe ir de la mano de la sostenibilidad, y más en un sector como el de la construcción, con un gran impacto en el entorno. Por ello, es fundamental fomentar la fabricación sostenible de tuberías, accesorios, y todo tipo de soluciones, en un contexto que así lo demanda, y en un planeta que así lo necesita.
Las tuberías plásticas, además de contar con las características que mantienen las propiedades del agua para garantizar el control de su calidad, también contribuyen al cuidado del medioambiente al ser ecológicas y 100% reciclables, fomentando de este modo la economía circular, y ampliando su ciclo de vida útil, al poder darle una segunda vida a este material en forma de cables de batería, escobas, cepillos, etc.
De ahí que cada vez sean más los productos constructivos que cuentan con certificaciones ambientales que avalan su sostenibilidad. Porque sellos como Cradle to Cradle (C2C) o la Declaración Ambiental de Producto(EPD), entre otros, permiten poner en valor las alternativas que además de cumplir con su cometido, son ecológicas y cumplen con unos estándares que fomentan la economía circular y reducen la huella ambiental.
De tal forma, podemos afirmar que las características con las que cuentan las tuberías plásticas se convierten en un producto idóneo para garantizar la calidad del agua no solo gracias a sus peculiaridades técnicas, sino además por su contribución al desarrollo sostenible.
Unos 2200 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura, 4200 millones no cuentan con servicios de saneamiento seguros y otros 3000 millones carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos. El Día Mundial del Control de Calidad de las Aguas sirve para incidir en la importancia del agua y mantener sus propiedades, evitando su contaminación y contribuyendo a un medio ambiente limpio. Tan importante es la apuesta por la innovación y la sostenibilidad de los diferentes sectores que están implicados en la gestión del agua y en garantizar su calidad, como de los seres humanos, involucrarnos con el cuidado de nuestro entorno.