La agenda 2030 obliga a todos los sectores a promover acciones para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible implicando que la innovación esté intrínseca en el negocio, evolucionando a técnicas y suministros con un carácter más reciclable y ecológico.
En el ámbito de la construcción no podemos quedarnos atrás y hay que tener en cuenta que existen materiales que promueven una construcción sostenible como el hormigón de serrín, ladrillo de colillas de cigarrillos, y la ceniza volcánica.
Es sobre estos materiales que ponemos el foco para la consecución de la agenda 2030, buscando paliar que la construcción genera aproximadamente el 40% de los residuos de la Unión Europea.
Hormigón de serrín
En las industrias madereras el residuo que se genera más frecuentemente es el serrín, un componente que no es tóxico ni contaminante, por lo que es sencillo encontrarle una utilidad que pueda ser beneficiosa y que tenga menor impacto en el medioambiente.
El serrín es un desperdicio que aparece en el proceso de corte y tallado de la madera, donde se generan residuos que pueden estar en forma de pedacería, polvo o en láminas delgadas. Estos tres tipos de deshechos pueden ser reciclados en muchos casos para producir hormigón, pero esta transformación no se hace solo con el propio serrín, sino que requiere mezclarse con otros materiales como cemento, arcilla, agua y arena. Este proceso de reciclaje es muy sencillo sin requerir de grandes inversiones en maquinaria. Además, su bajo peso permite ahorrar tiempo y costes, sin necesitar una producción a gran escala para ser rentable y convertirse en un material reciclable.
En comparación con el hormigón tradicional, este nuevo material de origen natural es más amigable con el medio ambiente y permite una mayor transpiración de las paredes gracias a su permeabilidad al vapor. También tiene una mayor vida útil y soporta mejor los impactos térmicos y acústicos. Además, tiene una mayor resistencia al fuego y una maleabilidad superior, por lo que facilita el transporte y el corte del material hasta su ubicación final.
Este cemento fabricado con serrín está en periodo de prueba y no es un material que se use habitualmente, pero con los resultados que se han ido obteniendo ha de tenerse en cuenta como una vía alternativa para la construcción del futuro.
Ladrillo de colillas de cigarrillos
Teniendo en cuenta que el 65% de los cigarrillos consumidos al año acaba en el suelo y que las colillas de cigarro forman el 30% de los desperdicios, por delante de envases, botellas y bolsas de plástico, estamos ante un residuo muy aprovechable en el ámbito de la construcción por sus características.
Recientes investigaciones han demostrado que agregar colillas de cigarro a los ladrillos de arcilla reduce en un 58% la energía para hornearlos, lo cual colabora en el ahorro y la sostenibilidad en las edificaciones. Además, en la composición de un rollo de hojas de tabaco se encuentran gran cantidad de sustancias, sobre todo metales pesados, que son muy aprovechables para la industria constructiva. Los más habituales son el cadmio, el arsénico y el níquel, que quedan en cantidades considerables desperdiciados en las colillas.
Un ladrillo de arena debe aguantar toneladas de peso, pero al mismo tiempo debe ser ligero y moldeable. Lo mismo sucede con el resultante de colillas de cigarro. El proceso genérico para producir un ladrillo es moldear la arcilla y solidificarla a altas temperaturas en un horno. Al hacerlo, se generan poros microscópicos, que reducen el peso del ladrillo. Si añadimos en este proceso solo un 1% de colillas trituradas en la masa se incrementa la ligereza del ladrillo sin afectar a su resistencia. Si introdujéramos este proceso en el 2,5 de los ladrillos fabricados en el mundo se acabaría con todas las toneladas de cigarrillos que se desperdician cada año.
Además, la apuesta por este tipo de ladrillo ecológico mejoraría el aislamiento y la ligereza que aportan los habituales de arcilla llevando al sector a posicionarse como promotor de la economía circular.
Ceniza volcánica
La ceniza es un contaminante considerado agresivo que no solamente afecta al aire sino también al suelo y agua, principal razón para que los expertos busquen una alternativa donde se puedan reutilizar para fabricar materiales en el área de construcción. Uno de los productos finales que se puede obtener con la ceniza es el cemento o concreto, material fundamentalmente utilizado en las obras civiles y que cuenta con un proceso muy largo que requiere de la quema de grandes cantidades de gas inflamable. En el desarrollo del cemento tradicional también se produce la desintegración de piedra caliza, la cual provoca grandes cantidades de dióxido de carbono hacia la atmósfera que provocan un crecimiento en torno al 7% de las emisiones en todo el mundo.
Para conseguir este cemento elaborado a base de ceniza volcánica se muele la ceniza hasta obtener partículas muy pequeñas. Mezclando estos gránulos con cemento tradicional, se consiguen estructuras de hormigón aún más fuertes que las que se hacen solo con cemento. Asimismo, esta técnica permite producir ladrillos que son lo suficientemente resistentes como para formar parte del techo de las viviendas y que, además, pueden funcionar como aislantes del frío y, si se hacen con forma de bloques encastrables, no requieren de cemento para unirlos.
Fabricar concretos con ceniza, un material 100% natural, permite utilizar un 16% menos de energía, lo que conlleva un ahorro muy considerable que no solo ayuda con los costes derivados de la construcción, sino también a la salud del planeta. Otra de las ventajas de utilizar materiales reciclables es descontaminar el área urbana donde están ubicados, ayudando a reducir las emisiones de CO2, algo muy relevante si se tiene en cuenta que la construcción provoca el 35% de los gases de efecto invernadero en la zona euro.
Los materiales reciclados aplicados a todos los sectores industriales son una tendencia que se está consolidando. Por el momento solo los expertos conocen las beneficiosas propiedades que se pueden obtener gracias a componentes como la ceniza, el serrín o las colillas. Sin embargo, la reducción de los efectos negativos del medioambiente sí que son una prioridad al alza dentro del imaginario colectivo de todas las empresas, por lo que apostar por materiales accesibles, ecológicos y presentes en la naturaleza pronto dejará de ser algo innovador.