La arquitectura sostenible es una tendencia que cada vez coge mayor fuerza porque la mentalidad de la sociedad ha cambiado con respecto a la sostenibilidad en la construcción. A la hora de dar forma a un edificio, en el centro se sitúa la seguridad de las personas, pero también se le da importancia a todo lo que hay a su alrededor. Por eso, la convivencia con el medio ambiente ha alcanzado una importancia vital para la arquitectura.
Un paso más allá de la coexistencia sostenible entre naturaleza y construcción es que la segunda ayude a fortalecer a la primera. Ese es el siguiente paso para una edificación responsable, un objetivo que está más cerca de lo que se piensa.
A continuación, os presentamos cinco construcciones que, además de ser sostenibles, mejorarían las condiciones de su ecosistema gracias a las diferentes técnicas empleadas.
Rascacielos recolector de lluvia en Ciudad de México
Las inundaciones y las sequías son un problema que, debido al cambio climático, cada vez se acentúan y afectan a más zonas de nuestro planeta. Conociendo esta problemática sobre la gestión del agua los arquitectos israelitas Amit Deutch, Roni Dominitz y Tamar Kerber han diseñado una estructura que puede reducir el problema de la escasez.
Su proyecto se basa en un edificio de gran altura que recolecta el agua de lluvia y la deposita en el subsuelo para su posterior recogida y utilización. La idea se traduce en colocar este campo de estructuras de gran altura por las zonas de riesgo de inundación de la ciudad, a una altura de 400 m.
El sistema de recogida se efectuaría utilizando una membrana externa que se desprendería de la fachada del edificio, estaría anclada a la estructura principal a una altura de 100 m para permitir el futuro crecimiento vertical de la ciudad. El agua recolectada se dirigiría hacia un acuífero subterráneo que suministraría a la población colindante. Parte de la lluvia también se trasladaría a un tanque para el propio uso del edificio siguiendo concepto de la economía circular.
Geoda 2055
La cantera de la ciudad vasca de Mondragón dejó de funcionar hace varios años. Su situación, tan cercana al núcleo urbano del pueblo, la hace el lugar perfecto para desarrollar el diseño del arquitecto español Luis de Garrido Geoda 2055. Se trata de crear una ciudad autosuficiente y bioclimática aprovechando el terreno de la antigua cantera. La propuesta recuperaría ese entorno actualmente desaprovechado con 1.053 viviendas sociales, un rascacielos de oficinas (20.000 m2), un museo (42.000 m2), y un centro comercial (28.000 m2). Todo con materiales reciclados y sostenibles que, junto con las zonas verdes, harán del proyecto una zona climáticamente neutra.
El sol es parte vital del proyecto, ya que a través de la instalación de un sistema energético vanguardista se aprovechará la luz del sol para generar agua caliente sanitaria y calentar los edificios por efecto invernadero. El autoabastecimiento será protagonista también en la alimentación ya que estará garantizada a través de un macrohuerto biológico que suministrará a toda la población. Otro puntal del proyecto es la gestión del agua, el objetivo es ser autónomos complementando el agua subterránea, de lluvia y el reciclaje de aguas grises. Además, a través de una gran red de evacuación y saneamiento se instalará una auténtica cascada de agua que sirve para refrescar el ambiente y crear un microclima en todo el conjunto. Esta cascada, a su vez, es un recurso formal que transforma la percepción visual de conjunto.
El rascacielos – medusa del hielo
El calentamiento global es un proceso climático que cada vez afecta más al deshielo de los océanos, de hecho, en 40 años ha descendido un 95% el hielo marino en el Océano Ártico. Para revertir esa problemática los arquitectos chinos Lu Wang, Shuangjiang He, Ning He, Youjia Lv y Limin Wang han diseñado un edificio en forma de medusa que, reduciendo el contenido de sal del agua de mar, facilita que el agua de mar se congele naturalmente. El proceso de produce de forma natural y casi sin gasto de energía, ya que se juega con la presión para que el agua penetre en el edificio por sí misma.
Una vez dentro de la construcción, para facilitar que el hielo forme una superficie uniforme, se produce un hexágono regular de hielo que se transporta a la superficie a través de un UAV submarino. La conclusión del proyecto es, tal y como manifiestan los arquitectos “la protección del medio ambiente, ya sea para hacer que el agua de mar desalinizada se congele naturalmente o para transportar agua de mar a través de la diferencia de presión».
ACROS Fukuoka International Hall
Japón es uno de los países con mayor densidad de población, especialmente en las ciudades. Por eso cada nueva construcción se realiza con suma delicadeza, ya que las parcelas urbanísticas disponibles son muy limitadas. Cuando se construyó el ACROS Fukuoka International Hall solo existía una ubicación posible, pero esta formaba parte de las escasas zonas verdes de la ciudad de Fukoka. La solución la encontró el arquitecto argentino Emilio Ambasz, diseñando un edificio con dos caras: una en la que te encuentras un edificio habitual de oficinas mientras que, por la otra parte, se construyeron un juego de jardines, creados sobre enormes terrazas de unos 100 m de largo por 12 de profundidad, que funcionan como una prolongación estratificada del campo del parque.
Es una construcción que ejemplifica la perfecta convivencia entre las necesidades humanas y la naturaleza. Por su carácter sostenible a la par que práctico fue galardonado con el Architectural Record y con la más alta condecoración del Japan Institute of Architects Certificate of Environmental Architecture.
Durante mucho tiempo, los efectos de la humanidad han perjudicado a nuestro hábitat, pero el cambio de mentalidad de la sociedad hace que en la actualidad se diseñen y construyan proyectos que mejoren el estado de la naturaleza. Los cuatro ejemplos que hemos traído son solo una pequeña muestra de lo que la voluntad humana puede mejorar nuestro futuro.