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La tecnología 3D en la construcción

La tecnología 3D en la construcción

Las nuevas tecnologías se revitalizan y actualizan en muchos sectores con cierta asiduidad, habiendo ámbitos que son más permeables que otros a la innovación como es el caso de la industria de la construcción. En este sector, las técnicas como la tecnología 3D están cambiando las reglas por las que se regía hasta ahora. La penetración de su influencia abarca casi todos los aspectos de la construcción: desde el mobiliario urbano hasta la ingeniería militar pasando por la edificación de viviendas. La forma de construir no es lo único que ha transformado la tecnología 3D, la reducción de tiempos que permite esta nueva técnica, y la posibilidad de combinar materiales de múltiples formas fuera de la ubicación final del proyecto, son grandes cambios que han alterado la construcción para siempre. 
 Según los datos de Beroe, proveedor global de inteligencia y análisis de adquisiciones con alta reputación, la industria 3D en Europa, valorada en 4.610 millones en 2019, alcanzará los 10.120 millones para 2025. El pronóstico del periodo 2020-2027 remarca que el crecimiento será de en torno a un 14% anual hasta 2027. El mismo portal revela que, según previsiones para 2027, se habrán vendido 8,04 millones de impresoras 3D de aplicación industrial, especialmente en sectores como la construcción, el aeroespacial, la sanidad o la defensa. 

Este nuevo paradigma supone entrar en la revolución industrial 4.0, basada en la modernización de la producción a través de la automatización y robotización de la mayoría de los procesos productivos de la construcción. 

Ingeniería civil 

Existen muchos ejemplos de cómo la tecnología 3D se ha aplicado a la ingeniería civil, algunos tan impresionantes como el puente más largo del mundo hecho de hormigón mediante impresión 3D: está ubicado en Shanghái y fue diseñado por Xu Weiguo, profesor de la universidad de Tsinghua. La estructura mide 26,3 metros de largo y 3,6 de ancho y se realizó en 2 gigantescas impresoras 3D que estuvieron trabajando durante 450 horas, unos 18 días. Antes de la llegada de la tecnología 3D habría sido imposible construir esa infraestructura en ese espacio de tiempo y con el hormigón como material principal. 

No hay que irse tan lejos para comprobar la efectividad y valía de las construcciones 3D. En Alcobendas, Madrid, se encuentra uno de los primeros puentes peatonales realizados con tecnología 3D. La pasarela, ubicado en el parque de Castilla – La Mancha, tiene 12 metros de largo por 1,75 de ancho y fue construida en dos fases: la primera se dedicó al diseño y el estudio del material y el emplazamiento; y la segunda, una impresión in situ para colocar los elementos únicamente donde fuera necesario, lo que permitió a la constructora del puente una mayor capacidad de rectificación y maniobra en la instalación, mucha más que si se hubiera realizado en otro lugar para su posterior traslado y montaje en el parque. 

El puente 3D de Alcobendas, imagen obtenida del Ayuntamiento de Alcobendas. 

Casas ultrarrápidas 

 En 2016 y por un coste de 100.000 dólares, la empresa Apis Cor construyó en menos de 24 horas una casa de 40 metros cuadrados, la primera vez que se realizaba este hito inalcanzable de velocidad, precisión y costes. Este paradigma de edificación se ha ido desarrollando y mejorando en otras empresas del globo, tales como la valenciana Be More 3D, que aseguran poder construir una vivienda de unos 60 metros cuadrados por 45.000 euros en unas 10 horas.  

 

Imagen de la casa hecha en 24 horas en 2016. Fuente: Youtube. 

 

La reducción de costes que se consigue en una construcción 3D en comparación con la tradicional es muy elevada, radica sobre todo en la disminución de la mano de obra, solo son necesarios los técnicos de las impresoras y los transportistas, de todo lo demás se encarga la máquina 3D. Las cifras indican una reducción en el coste de las casas construidas de esta forma de en torno a un 30% que con el modelo tradicional. 

 Otro factor para tener en cuenta a la hora de elegir una casa hecha con tecnología 3D es que permite la utilización de materiales reciclables y sostenibles que, con el clásico modelo constructivo, sería imposible de realizar. 

Usos militares 

 En todos los sectores, pero especialmente el militar, la tecnología más novedosa, eficaz y eficiente puede marcar la diferencia con los competidores y, así, conseguir una ventaja que puede ser clave. Pues bien, los avances en tecnología 3D son parte importante de las apuestas en innovación constructiva en el ámbito militar. 

 La mayor impresora 3D está en manos del ejército estadounidense, más concretamente de la Guardia Nacional de Texas. Esta superestructura permite construir edificaciones semipermanentes a una gran velocidad. Hasta ahora, la obra más grande realizada por esta impresora está en el Centro de Entrenamiento de Camp Swift en Bastrop, Texas y se trata de unos barracones militares de unos 1.000 metros cuadrados. El diseño está destinado a albergar hasta 72 guardias a la vez y, según los portavoces gubernamentales, “el hormigón de esas estructuras podrá aguantar décadas”. 

 

Imagen obtenida de ICON. 

Más allá de los barracones, los usos militares de la tecnología 3D pueden extenderse al día a día de la guerra. Ya existen prototipos, sobre todo de carácter defensivo, que podrían ser de gran utilidad. Por ejemplo, la empresa ICON logró, en unas 36 horas, construir un refugio de hormigón que soportara el fuego de un lanzador de cohetes de gran calibre. 

 

La tecnología 3D ha llegado a un punto que ya no complementa alguna parte concreta de la edificación tradicional, sino que prácticamente ha sustituido a cualquier otra técnica constructiva y al proceso que conlleva a su alrededor. Se ha reformulado la industria en tan poco tiempo que quizás sea imperceptible, pero es que el modelo productivo no ha variado por la tecnología 3D, ha sido absorbido y reemplazado por la impresión 3D. Muy pronto estos avances que ahora vemos como disrupciones coparán el mercado y no serán excepciones, sino los más frecuente y habitual.